El estadio olímpico se prepara para el atletismo

La resaca de la ceremonia de inauguración tiene a Londres impactada. "Noche maravillosa", titula 'The Guardian'. "Londres pone el mundo a sus pies", abre 'The Independent'. Los tabloides, como siempre, más concretos. Un enorme "WOW" ocupa toda la portada de 'The Sun' mientras que el 'Daily Star' resume: "El 'show' más grande de la tierra". La gente, por la calle, devora el papel y habla sobre el espectáculo urdido por Danny Boyle.

Con unas críticas generalmente entregadas, lo cierto es que los Juegos Olímpicos son un universo aparte que no permite detenerse a contemplar. Desde el minuto siguiente a que se apagaran las luces del Estadio Olímpico, mientras 70.000 personas abandonaban como podían -con muchísimos problemas- Stratford vía metro, tren o tren rápido, cientos de trabajadores se afanaban en cumplir con un plan diseñado hace dos años: dejar el estadio listo para la competición en 60 horas.

En dos días y medio hay que retirar, según ha informado la organización, 317 kilómetros de cable, 7.000 metros cuadrados de hierba artificial y, por ejemplo, las 320 camas que durante el show sirvieron de homenaje a la sanidad pública británica, algo que durante la mañana ha provocado algún comentario sarcástico entre la prensa española a cuenta de los recortes que está llevando a cabo el Gobierno. El caso es que que nadie en Londres tiene dudas de que el próximo lunes a mediodía el estadio estará listo, si bien es verdad que los entrenamientos no comienzan hasta el miércoles.

Entretanto, el movimiento de los Juegos ya ha comenzado. En la mañana de este sábado la estación de Stratford, una parada que incluye metro, trenes locales, regionales y autobuses, se veía de lo más animado poco antes del mediodía. Cientos de voluntarios, con más voluntad que información, trataban de guiar al visitante hacia la entrada del parque olímpico mientras que por los pasillos del centro comercial de Westfield constantes parejas de policías intimidaban con unas ametralladoras de lo más contundentes. Eso sí, la tienda de Bosco en este lugar de Londres, que ofrece ropa de Rusia, Suecia y España, estaba vacía. Igual es que era muy temprano.